lunes, 28 de marzo de 2011

Eh descubierto un nuevo tipo de soledad, parece carnal pero es algo más que la simple ilusión de un amor pasajero. El deseo de la piel fluye por cada arteria, el deseo carnal envuelve tus propios sueños, a veces se quiere ser un alma de la noche. Puede ser que el tiempo te vuelva preso, puede ser que el imán corporal te atraiga, pero al fin y acabo la respuesta sique estando muy al fondo, quizás aquella superficie tapa nuestra verdad.  ¿Acaso estos sentimientos se pueden controlar?, la necesidad de un compañero incrementa, el apareamiento se vuelve irresistible. La ciudad, las personas, los pensamientos se vuelven absurdos y vacios. La lógica de querer entregar y recibir, la realidad de aquel dulce aroma solo son fragmentos, recuerdos. El corazón apresado por aquel desierto llega al propio descontrol de persistir, de que no podría ser así,  de que podrá haber algo duradero y verdadero. La impotencia de la inmensidad, del que todo el mundo pueda tener un poco de cada uno lo hace mediocre. El éxtasis que yo anhelo es algo más complejo y más pasajero que un suspiro.